Marketing Político, an overview

Al ver la oleada final de la campaña publicitaria de reelección del presidente de turno me llevé la gran sorpresa con el gran parecido, tanto conceptual como en diseño, con una campaña que realizamos hace un tiempo con Volkswagen de la cual les comparto ejemplos para comparación. Estas situaciones de duplicidad son comunes en el mundo del Marketing, cuando un concepto creativo es sólido es normal verlo replicado en diferentes partes del mundo. Incluso hace unos años fui partícipe de una situación en la cual partiendo de un brief creativo muy bien elaborado dos agencias presentaron propuestas casi idénticas, hago todo este preámbulo ya que las imágenes comparativas entre L24 y VW no son más que una curiosa gran coincidencia. 

 

Aprovecho la ocasión para tratar el fascinante tema de la Propaganda y/o Marketing Político, práctica que data sus inicios desde el siglo 6 AC cuando Darío el Grande (Darío I de Persia) ordenó la inscripción de Behistún, un intrínseco tallado en piedra que proclamaba propagandística mente las hazañas de este tercer rey de la dinastía Aqueménide en el actual Irán. Como Griegos de la antigüedad inventaron la Democracia como estilo de gobierno, desde ese tiempo hay múltiples ejemplos de propaganda política en los récords de la historia que han sobrevivido el pasar del tiempo, aunque formalmente su uso masivo y popular fue durante el inicio del siglo pasado, llegando su zénit con la maquinaria propagandista del Tercer Reich Nazi, utilizando todos los nuevos medios recientemente inventados (Cine, volanteo masivo) para primero catapultar a Hitler y luego para vender tanto sus logros como justificar las atrocidades, es por eso que Joseph Goebbels es el padre de esta práctica por más funestos hayan sido sus metas. Localmente el férreo dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina replicó al dedillo las prácticas de propaganda en su régimen, realizando un trabajo tan efectivo que hoy en día, más de sesenta años después de su ajusticiamiento, hay un gran número de personas que repiten como loros las virtudes y logros del Era del Jefe.  

Con la llegada de la televisión se añade otro potente componente de propaganda tanto por medio a comerciales políticos así como con los debates en vivo y el más emblemático de este fue el protagonizado por John F Kennedy en 1960, capitalizando el nuevo medio, JFK se presentó asesorado por estilistas de Hollywood mientras que Richard Nixon menospreció el asunto, el resultado fue sorprendente, quienes escucharon el debate por radio entendieron que Nixon había ganado, mientras que los que usaron la TV (mayoría) otorgaron abrumadoramente a Kennedy la victoria en esa noche, muchos apuntan a ese desempeño en ese debate como lo que hizo mover la balanza final hacia el demócrata en unas elecciones bien cerradas. 

Kennedy and Nixon square off in first televised presidential debate |  September 26, 1960 | HISTORY

Solo cuatro años después llega el ejemplo más famoso del uso de propaganda política en un medio televisivo con el comercial de Lyndon B Johnson titulado “Daisy”. En él aparecía una inocente niña rubia y con pecas de cuatro años, deshojando una margarita (Daisy en inglés) contando del 1 al 10. Al llegar al nueve, la voz de un hombre, empezaba rápidamente la cuenta de nuevo, del 10 al 1, indicando una explosión… Atómica, la niña es terriblemente arrasada por la onda expansiva del hongo nuclear y en solo un minuto los 50 millones de espectadores vivieron en carne propia la amenaza que sería tener al contrincante de Johnson (Barry Goldwater) en la Casa Blanca, compartimos el enlace para su ponderación.


 

Daisy Spot 1964

Cuarenta y cinco años después llega el otro pico en la comunicación política con la puesta en marcha del HOPE de Shepard Farley para el desconocido Senador Barack Obama, la imagen multicolor solo del perfil del candidato era más una pieza de Pop Art digna del MoMa que un afiche político, pero su factibilidad fue tal que posicionó al producto como la esperanza de un pueblo estadounidense cansado de guerras y colapso financieros, obviando que la persona era negra, con poca experiencia y con raíces musulmanas. 

En nuestro país las plataformas comunicaciones políticas tienden a ser muy heterogéneas, usualmente solo se cambia el color del partido y se reemplaza la foto del candidato, pero algunas veces si se han desarrollado propuestas para la historia. ¿Cómo olvidar la emblemática “Esto, lo hizo Balaguer” del 1986? Con la titánica tarea de ofertar en ese momento un candidato impresentable después de solo 8 años de su sangrienta cuasi dictadura. Claro que Balaguer no solo ganó por la campaña, la división interna del PRD jugó un papel determinante, pero la misma pudo enfocar el electorado en los logros de “Cemento y Varilla” que brotaron durante los 12 años de régimen.

Un ejemplo más reciente que podemos citar es la campaña “Leonel, El Presidente” del 2004, propaganda política con lo que pudiera parecer un mensaje simple pero insinuando que este (Leonel) era un real mandatario versus el de turno (Hipólito Mejía) que había sufrido múltiples reveses en solo tres años de gestión. 


Volviendo al presente, la campaña L24 se ha caracterizado por un sobrio uso de la iconografía del candidato, un minimalismo que lo sitúa como moderno, de primer mundo y en un sitio muy seguro de sus prospectos reeleccionistas. Esta propuesta visual ha sido refrescante y a mi juicio la mejor y más profesional ejecución gráfica que hemos tenido en el ámbito político.

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