A un año del lío de Bud Light
Dicen que el tiempo lo cura todo, según el refrán popular, pero para el titán cervecero Anheuser-Busch y su abatido producto Bud Light el tiempo y sus prodigiosas curaciones no han llegado tan rápido como deseado. En el mes de marzo 2023 Bud Light incrédulamente utilizó como portavoz a un influencer transexual llamado Dylan Mulvaney para promover su patrocinio anual del “March Madness”, el torneo del baloncesto universitario estadounidense, esta pequeña activación causo un furor inmediato en las redes sociales primero por celebridades famosas (Kid Rock) pero luego orgánicamente se fue propagando dentro de la enorme comunidad de consumidores que se sintieron confundidos y defraudados por su marca predilecta de cerveza, y ahí yace el key del asunto, Bud Light para tratar de atraer un público joven y liberal, se olvidó por completo de las características ideológicas conservadoras de su gran masa de clientes.
Y es que no todas las marcas se pueden dar ese lujo de ser niche y mass apeal al mismo tiempo, Target ha tratado con dudable éxito, pero el caso de Bud Light, la cerveza de mayor consumo (y de las más baratas) del mercado estadounidense era un fracaso fácilmente predecible, sus CORE BRAND VALUES estaban férreamente establecidos. Para bien o para mal, la realidad es que Bud Light como marca tenía una propuesta de valor literalmente opuesta al movimiento Trans/LGBTQ+ siendo un producto tradicional, asequible, de hombres heterosexuales y consumido mayormente en los “Red States” Republicanos del centro de Estados Unidos, irse en contra de esos Brand Values era buscarse un problema innecesario, y problemón se encontraron.
El boicot generado por esa errónea táctica mercadológica le costó el pasado año un BILLON de dólares en ventas no generadas, un declive de 10% de Market Share y la pérdida de un 18% del valioso espacio en góndolas en todos los retailers que cedieron sus espacios a Coors Light y Modelo, los herederos de la cuota de mercado desperdiciada por Bud Light. De un impacto tan severo podemos llegar a algunas conclusiones para que las marcas que manejamos no caigan en estos estrepitosos ganchos.
- La primera lección seria que si
eres una marca de consumo masivo por definición tu clientela y público objetivo
es enorme y atiende múltiples tipos diferentes de consumidores, por lo que el
riesgo de hacer niche marketing es enorme, mantente fuera de las luchas de
justicia social (progresivas o conservadoras) mucho más en el caso que
exploramos de adoptar causas que van en contra de las creencias generalizadas
de tu Core Consumer.
-
La segunda lección tiene que ver
con el alcance de las redes sociales, no importa la inversión detrás de la
campana, si se viraliza negativamente el alcance será incalculable y revertir
esa percepción casi imposible. La campaña global de March Madness era
considerable, pero la parte del influencer Dylan Mulvaney era porcentualmente
diminuta en comparación (Básicamente era su fee por los cortos en Tik Tok) pero
lo que tomó fuego fue esa parte, se les fue de las manos a sus mercadólogos y
desde ese momento la conversación en los medios era dictada por los
consumidores, tanto los famosos (Travis Tritt, Donald Trump entre muchos) así
como los regular joes que se sintieron traicionados por su real American Brand
y fueron muy bullosos en sus redes.
- Como marca siempre mantente real, los consumidores son más astutos de lo que creemos y detectan falsedad fácilmente.
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